Varios autores coinciden en que el primer aviso publicitario
tiene casi tres mil años de antigüedad. Un papiro egipcio, encontrado en Tebas que
se conserva aún en el museo Británico de Londres:
"Habiendo huido el esclavo Shem de su patrono Hapu, el
tejedor, este invita a todos los buenos ciudadano de Tebas a encontrarle. Es un
hitita, de cinco pies de alto, de robusta complexión y ojos castaños. Se ofrece
media pieza de oro a quien dé información acerca de su paradero; a quien lo
devuelva a la tienda de Hapu, el tejedor, donde se tejan las más bellas telas
al gusto de cada uno, se le entregará una pieza entera de oro".
En Roma surgieron los "alba" y los
"libelli". Los primeros eran tablones de anuncios permanentes,
antecesores de la gigantografía. Y los segundos, papiros que se adosaban a los
muros, del mismo modo que los actuales afiches. Ambos soportes eran utilizados
para publicar avisos oficiales, aunque también podían verse anuncios sobre
venta de esclavos, de espectaculos, alquileres de casas y objetos encontrados.
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